Un boricua en Nueva York

Publicado por Luis Alberto Ferré, el jueves 15 de septiembre de 2005.

Ayer Fernando Ferrer se convirtió en el primer puertorriqueño en ser nominado para aspirar a la Alcaldía de Nueva York (Germán Badillo aspiró, pero no ganó la nominación). En Los Angeles, el hijo de un inmigrante mexicano, Antonio Villaraigosa, se convirtió en alcalde de esa ciudad hace unos meses. Que un puertorriqueño aspire a la alcaldía de la otra gran ciudad norteamericana al otro lado de la costa hace justicia al hecho de que ambos son representantes de los dos grupos hispanos más numerosos en Estados Unidos. Con casi 40 millones de nosotros, los hispanos somos la primera minoría de Estados Unidos y dentro de un par de décadas ciudades como Los Angeles y Miami pondrán letreros que digan “English spoken here”.
Es posible que Bloomberg derrote a Ferrer por la cantidad de recursos económicos que posee y que podrá recoger; pero en la política no hay nada seguro.
El mero hecho de que por fin un puertorriqueño gane la nominación demócrata para la alcaldía de Nueva York es testimonio del arduo trabajo que han realizado los líderes de la comunidad boricua en esa ciudad cuya población puertorriqueña ronda en el millón de habitantes.
Cierto que Ferrer aprovechó la maquinaria demócrata y es la tercera vez que lo intenta (otro gran testimonio de su tesón) y otros puertorriqueños también han ocupado alcaldías en ciudades de Connecticut, Nueva Jersey o Florida.
Pero es el momento en el que Ferrer ha sido nominado: luego de los ataques terroristas y con una población hispana en ebullición en Estados Unidos. Dos alcaldes hispanos, uno en Los Angeles y otro en Nueva York, marcarían ciertamente el comienzo de la era hispana de Estados Unidos.
Lo cierto es que los patrones migratorios de los puertorriqueños han cambiado drásticamente de los patrones de los años cuarenta al setenta. El atlas de nuestra migración comenzó a dibujarse de nuevo a partir de la década de los años ochenta con la llegada de la inmigración dominicana y centroamericana. Pronto los puertorriqueños dejarán de ser el segundo grupo númerico de importancia entre los hispanos, tal parece que los dominicanos van encaminados a ello. Las ciudades del corredor del este desde Washington, D.C. hasta Boston se han ido vaciando de boricuas que se han movido hacia Florida u otros estados sureños, por lo que las bodegas que una vez le pertenecieron a los puertorriqueños en Losaida ahora le pertenecen a nuestros hermanos dominicanos.
Realmente debería darnos igual la composición de origen de la población hispana en Estados Unidos: todos hablamos el mismo idioma y compartimos valores parecidos. Si pierde Ferrer, no importa, ya hizo historia. Pero sería un palo verlo ganar.

3 Respuestas a “Un boricua en Nueva York”

  1. David Miro' Dice:

    Realmente debería darnos igual la composición de origen de la población hispana en Estados Unidos: todos hablamos el mismo idioma y compartimos valores parecidos.

    Yo que viví en California puedo decir que ese no es el caso allá… pero no culpo a los mexicanos por eso. Igual los latinos de todo el suroeste y el sur de los USA. Ellos tienen unas necesidades apremiantes, bien particulares. Uno trata de congraciarse con ellos, y por nuestra situación particular, salimos como cucaracha en baile de gallinas… aparte del hecho que, entre ellos, mexicanos, salvadoreños y demás se dan la mano unos a otros. Yo viví en Orlando cuatro meses, y el divisionismo entre la comunidad boricua allí es tan absurdo o más que el de aquí. Me disgustó tanto, que me regresé.

    Puerto Rico, como peculiar, tiene el fenómeno de la inmigración circular, y ya lleva más de cien años mandando gente a los Estados Unidos que ansía regresar alguna vez. Común a eso está la experiencia dominicana. Ellos van a hacer más “inroads” en la cultura y la política de New York que nosotros, porque se van a beneficiar de nuestra experiencia, y no cometerán muchos de nuestros mismos errores.

    Fernando Ferrer se ha beneficiado mucho del voto dominicano, al igual que José Serrano. Nydia Velázquez poco más y aprende chino, porque su parcela de “Loizaida” es ahora más china que latina. Luis Gutiérrez depende más de los mexicanos que nunca. Ese nivel de tolerancia y aceptación de la diversidad que hay incluso entre latinos en Estados Unidos pronto, muy pronto, la vamos a tener que aprender a tener en Puerto Rico, porque ya hay más de 120 mil dominicanos en la Isla, más ráfagas de venezolanos, argentinos y peruanos que vienen a establecerse acá… muchos educados, con poder adquisitivo, que no van a dejarse marginar como por ignorancia o por miedo nosotros nos dejamos marginar en el New York de los 1950’s. Ojo, señores, que la necesidad de tolerancia y solidaridad se nos viene para nuestro propio patio…

  2. Marilú Dice:

    Pues no me impresiona el que los latinos comencemos a ocupar “lugares de prominencia” en el gobierno de EU.

    Realmente es lógico que así suceda dado el gran impacto económico que tiene “la mano de obra de los latinos” en ese país. A muchos intereses económicos les conviene tener a los grupos latinos “contentitos”, y por eso “hasta nos dejarán” tener alguno que otro gobernante…pero es muy distante ello de que realidad esto signifique una apertura hacia nuestra cultura, sí es signo de que “el sueño americano está en plena decadencia”.

    La gran afluencia de latinos a EU es realmente signo de que han dejado de existir con hegemonía, un reconocimiento público de que no son “autosuficientes”...claro, la esclavitud sólo se ha abolido de manera legal.

    Tampoco me sorprende que se cada día se baile “más la bachata”, es que los dominicanos, mis hermanitos del alma son “gente de gran valor·”, Dios quiera que no dejen su tierra a merced de “ricos y bribones” que les hagan creer que lo que tienen valen menos que lo que ellos venden…

    Por un lado me gusta ese espíritu sacrificado de quien deja la tierra propia, buscando “un mejor porvenir” y se sacrifica por un tiempo y regresa a su tierra a invertir los dólares en pesos…El problema es que muchas veces lo que ganan no les da para regresar y se tienen que quedar allá sometidos.

    Pues si me gustaría que el boricua ganara la peleíta…pero inteligentisimamente has manifestado que los dólares que tiene el otro (probablemente hayan además euros y yenes) son mucho más y eso determine quien gana…

    Pero no importa quien gane, al menos nuevamente se ondeó la monoestrellada!!, (es como la de EU en la luna, signo de que llegamos, al fin llegamos!!). Al menos nos podemos “dar el guille” de que en la música, en la política, somos un palo”...
    Bueno, a trabajar, (aunque sea viernes) Buen fin de semana!

  3. ltldrummer Dice:

    ‘Y qué hace un Caribe en Nueva York
    que no sea pasar frío y calor
    engañando a la soledad.
    Y qué hace un Caribe en Nueva York
    que no sea extrañar lo que dejó
    y vivir soñando con volver’

    Que hace un Caribe en Nueva York

    Ricardo Arjona

    Ha habido cosas interesantes que se han mencionado en esta respuesta. Primero, el que llamemos el inicio de la “La era Hispana” es muy apropiado. Ya que a la víspera de esta era que esperamos tanto, no debemos de olvidar que a principios del 2004 Samuel Hungtington publico ‘El Reto Hispano’ tras el cual muchos Hispanos sucumbieron ante el azote de un furioso temporal anti-Hispano. Aún cuando Ferrer no gane, ha hecho historia. Y más aún, el que hayan desistido aquellos que debatieron la victoria de Ferrer por una precisión de .051% es en si razón para sonreír ante esta tormenta enojada.
    En esta era Hispana debemos de entender que contrario a lo que Marilú dice que ‘el sueño americano está en plena decadencia’ yo quiero pensar que se encuentra en plena transformación y expansión. Y que personas como Ferrer son el dínamo de esa transformación. Después de todo, vivimos en Las Américas, no?
    Por ende, debemos saber como acomodar a los Puertorriqueños, tanto los de aquí y los de allá, estratégicamente para fortalecer esas fuerzas de cambio. Aunque creo en la sucesión natural de cohortes, también creo en el esfuerzo de preservación, o pregúntenle a Ricardo Alegría y sus iniciativas de preservación. No nos olvidemos que volver tiene dos direcciones.

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